06 julio 2006

Un millón para el mejor

El estridente sonido de un politono arrancó a un hombre de la cama. Accionado por un fantasmal resorte se incorporó y accionó la tecla verde mientras se pasaba una mano sudorosa por la mejilla. Sus ojos, todavía cerrados, se esforzaron por mirar de reojo el identificador de llamada, pero la voz al otro lado del móvil le dio la respuesta.

-¿Alberto? ¿Pero qué he leído en el periódico esta mañana? ¿Qué es eso de Sala? ¿Una broma? Vamos a ver...
-Pero, ¿qué dem...? -protestó el Director General del Basket Zaragoza 2002 SAD.
-Calla y escúchame, Alberto. A ver, ¿tú sabes lo que estás haciendo? Tenemos la mejor pareja de bases de la LEB con mucha diferencia, y en vez de renovarlos automáticamente, dejas escapar a Mario ofreciéndole 300€ más al mes -porque será al mes, ¿no?- y no le echas las redes a Keys, que es un base capaz de ganarte un partido en cualquier momento dándole el balón. ¿Me estás escuchando, Alberto?
-Sí, pero...
-Ni peros ni leches, Alberto. Mira, son las 7 de la mañana. Quiero que a las 12 como muy tarde, una dulce voz en la radio informe de que el CAI ha ofrecido una renovación "suficiente" a, al menos, uno de los dos. Si no, te volveré a dar un toque.
-Entonces, esta llamada, ¿qué es?
-Un aviso a navegantes. Y como no se quede uno de los dos, quiero que fiches a Ordín. Vale que es de Monzón y no va a ser la vuelta de otro hijo pródigo como Alberto o Rafa, pero al menos es de la tierra y sabe lo que es jugar a baloncesto, no como el Sala ese.
-Pero eso no depende de nosotros...
-¿Otro pero? Alberto, deja de poner peros a todo. El señor euro es bastante convincente, y sin duda conseguirá que, bien Billy, bien Mario, bien Nacho, nos hagan disfrutar el año que viene y nos brinden el ascenso, que esa es otra, que el año pasado hablaste de que era un proyecto a dos años, y esta temporada se acaba el plazo.
-¿También con eso? -replicó Alberto García Chápuli.
-Sí, también con eso. Que el chico ese, Iván García, es muy prometedor y lo que tú quieras, pero la gente quiere nombres, nombres contrastados, titulares, que los reservas no crean ilusión, y tú sabes bien que en este deporte buena parte del éxito consiste en ilusionar a los aficionados y, permíteme que te lo diga, Iván García no era uno de los jugadores que más me nombra mi vecina del cuarto.
-De eso sabré yo un poquito más que tú, ¿no? ¿Y Quintana?
-Tú sabes lo que todos quieren saber, y por eso mismo no puedes defraudarles. Albertico, Quintana es un pedazo de jugador, pero ahora necesitamos ya a los americanos. Todo el mundo espera un pívot dominador por lo menos. El Hughes de Murcia no me desagrada. ¿Has hablado ya con él?
-No, pero...
-Joder con los peros, Alberto. Llámale ahora mismo. Si quieres te dejo su móvil, aunque la conferencia internacional te va a salir por un pico.
-Para eso tienen representantes, ma...
-No ves como cuando quieres eres muy listo. Venga, levántate ya y ponte a trabajar, que el curro lo tienes ahora y no en octubre. Y si puedes echarle el guante a Billy mucho mejor, que me encanta cuando mete un triple al cuarto intento y se vuelve loco.

Otro click le indicó a Alberto García Chápuli que la conversación había terminado. Oprimió la tecla roja del móvil y se dejó caer en la cama. La mujer a su lado preguntó:
-¿Quién era?
-Mi madre -y cerró los ojos para dormir un rato más.

Nota: Este artículo es una dramatización totalmente falsa. Pido mis más sinceras disculpas si el señor Alberto García Chápuli se siente ofendido con el mismo.