08 octubre 2006

Año malo, año bueno


-¡Dios mío! Sagitario está como ascendiente de Géminis y Capricornio se acerca impetuosamente a Tauro. Esto sólo puede traer malas noticias.

Quien tan temibles palabras había pronunciado no era otro que el insigne profesor Navarro, antaño eminente científico y ahora alumno aventajado de las oscuras artes de Cagliostro, Paracelso y el doctor Fausto.

Tantos años de penuria baloncestística habían dejado su materia gris un tanto blanqueada, lo que le proporcionaba jugosos y placenteros estallidos de paranoia totalmente temporales, lo que no impedía que durante los accesos su mente no dejara de elucubrar una y un millón de teorías conspirativas.

En estos momentos era el CAI Zaragoza el objetivo de su pensamiento. Gracias a sesudas ecuaciones, aderezadas con algunas derivadas y sazonadas con unos cuantos índices de probabilidades, podía vislumbrar entre la maraña de malos resultados un resquicio para la esperanza, pero el ascendiente de Géminis lo había enturbiado todo.

-¡No! ¡No! Si el primer año impar promediamos 80.3 puntos por partido, ganamos el 45% de los partidos y nos quedamos 14º; si el año siguiente par hicimos 82.4, ganamos el 57% y acabamos 4º; si el tercer año, impar, anotamos 79.3 puntos, ganamos el 51% y nos quedamos 6º; y si el año pasado, par, metimos 79.3 puntos, ganamos el 71% y quedamos 4º... este año impar nos toca... nos toca.... perder otra vez!!!!!

En sus ojos destelleaba la locura. Miraba al cielo con la ilusión del que busca una señal, un argumento que rebatiera lo que los infatigables números y el ascendiente de Géminis marcaban como indefectiblemente cierto.

De pronto, el timbre de la puerta le arrancó de su ensoñación. Raudo abrió la puerta y dejó pasar a una chica menuda y despierta, que enseguida se dio cuenta del estado en el que se encontraba su tío.

-¿Qué ocurre esta vez, tío? -inquirió preocupada por su salud mental.
-El CAI, pequeña, el CAI. Los astros señalan esta temporada como nefasta. La dualidad de Géminis nos va a proporcionar la repetición de un año impar, un año impar Natalia, un año impar.

El profesor dejó en el aire estas palabras, para que su sobrina absorbiera por todos sus poros la rotundidad y profundidad de las mismas. Pero a Natalia no le hacía falta recordar, tenía bien aprendida la lección. Como estudiante de Estadística se había fijado en las constantes del CAI Zaragoza. Sólo tenía que mirar el puesto de entrenador y el de la posición final para elaborar una teoría.

Año 1: Julbe coge al equipo a mitad de temporada y se acaba mal.
Año 2: Julbe realiza toda la temporada y el equipo acaba a 10 minutos del ascenso.
Año 3: Julbe coge el equipo a mitad de temporada y se acaba mal.
Año 4: Julbe realiza toda la temporada y el equipo acaba a 5 minutos del ascenso.
Año 5: El equipo empieza mal...

Como si hubiera estado leyendo sus pensamientos, el profesor susurró, con miedo a despertar algún espíritu vengador...:
-La solución será traer a Julbe, ¿no?

Su sobrina le miró con aire conciliador, como a un niño que no sabe lo que dice, y le respondió:
-No, tío, si traemos a Julbe ahora acabaremos mal. Hay que ficharlo cuando comience la 2007/08.

El tío asintió con un gesto de su cabeza y se recostó sobre el sofá. Al cabo de un rato ya estaba dormitando. Mientras, a su lado, Natalia trataba de buscar algo a lo que agarrarse. No se podía dar por perdida la temporada cuando sólo habían transcurrido 3 partidos de Liga. Algo podría hacerse. Eso entraba dentro de la lógica.

PD. Siento si es una historia algo paranoica, pero en estos momentos pocas cosas se pueden decir del CAI aparte de un largo suspiro mezcla de resignación, incredulidad y fastidio.

1 Comments:

At 4:17 p. m., Anonymous Anónimo said...

muy buena

 

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